Coloquio
Sobre el fomento del alquiler, la principal alternativa para muchas empresas inmobiliarias, Cruz Villalón explicó que su potencialidad responde no tanto a un «cambio cultural» -los españoles siguen creyendo en la propiedad inmobiliaria como un valor mental y económico- sino a los efectos de la crisis, que han hecho del arrendamiento y del alquiler con opción a compra fórmulas factibles para buena parte de una demanda que no puede acceder a un piso en propiedad. A juicio de la consejera, este mercado exige un «nuevo empresariado» que, a imagen de lo que ocurre hace años en Europa, sea capaz de construir y gestionar el alquiler de grandes bolsas de viviendas.
La segunda vía es la rehabilitación. La recuperación de la ciudad heredada. «El sector no puede hacer sólo vivienda de nueva planta» -señaló la máxima responsable de la política urbanística autonómica- porque los datos de mercado confirman que hay interés por la recuperación de inmuebles. «El 60% de las viviendas vendidas en 2010 fueron viviendas usadas», lo que, en su opinión, en lugar de ser considerado como «un mal menor» frente a la crisis debería contribuir a que la rehabilitación de viviendas sea contemplada seriamente como una oportunidad para los sectores inmobiliario y financiero.
Cruz Villalón también abogó por la introducción en la promoción residencial de los principios básicos de sostenibilidad, en especial en lo que se refiere al abastecimiento energético. La consejera defendió las medidas de ahorro y elementos de gestión urbana como el fomento de «la movilidad no motorizada».
Sobre otro de los grandes asuntos que están marcando la situación por la que pasa el sector de la construcción -el notable stock de pisos sin vender- la titular de la cartera de Obras Públicas en el Gobierno andaluz señaló que una de las vías posibles para diluir el problema -consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria– es acometer campañas de promoción en los países europeos que ya están saliendo de la crisis -o en una posición económica mejor a la de España- para animar a las ventas. Prácticamente fue la única receta a este respecto ofrecida por Cruz Villalón, que puntualizó que el mercado inmobiliario «no es sólo la actividad residencial» y explicó que los términos de la «ecuación» en la que se encuentra ahora el sector inmobiliario son «el precio, el stock y la financiación». Tres elementos que están muy vinculados a los balances del sector financiero.
En relación a una posible sobrevaloración del precio de la vivienda, la consejera de Obras Públicas dio algunos datos -desde la cifra calculada por la revista económica The Economist (43%) al 11% de reducción de precios calculado por el Gobierno- e insinuó que en el caso de Andalucía su evolución ha sido relativamente discreta debido a que los efectos de la crisis llegaron más tarde que en el resto de España -un año aproximadamente- y que, por tanto, el cambio de tendencia será más lento. «La situación en Andalucía está estancada», dijo. En el turno de preguntas, Cruz Villalón, que fue presentada al auditorio por el presidente de Unicaja, Braulio Medel, evitó no obstante dar una fecha concreta sobre el momento en el que, de confirmarse el cambio de tendencia (el progresivo aumento de las operaciones de compraventa de pisos) se diluirá el stock residencial provocado por la burbuja inmobiliaria. «Estamos en un proceso de adaptación, pero lo que parece claro es que no nos encontramos ante una mera fase regresiva del ciclo económico». A su juicio, la reducción de precios ha sido «ligera» y, en algunos casos, como la vivienda libre, se mantienen «valores superiores a los existentes en la fase alcista».
Sobre la discusión de si es necesario, dada la situación económica actual, modificar las cargas urbanísticas fijadas en la normativa para ayudar a la reconversión del sector inmobiliario, Cruz Villalón se mostró claramente desfavorable a la propuesta porque, en su opinión, el sistema actual fija unos parámetros dotacionales -un determinado nivel de equipamientos- en función de la población y estos cambios no deberían abordarse nunca a cambio de reducir el equipamiento público. «Sería dar un paso atrás», dijo.