Coloquio

A las dos de la tarde no hay mejor sitio para refugiarse del calor (Dios enchufó ayer de nuevo la catalítica) que un hotel de cinco estrellas, con el aire acondicionado a tope, en donde a poco que te empeñes te sirven una cerveza fría. Puede que la felicidad también resida en estos detalles. La cita, como he dicho antes, era en el hotel Nazaríes. Y el acto era un foro a nivel andaluz por el que han pasado políticos y economistas de la talla de Felipe González, Soraya Sáenz de Santamaría, Luis de Guindos, Susana Díaz, Ángel Gabilondo, Pedro Guerrero o José Manuel González Páramo, entre otros. Por pasar hasta ha pasado el premio Nobel de Química Rober Huber. Ayer le tocaba el turno a José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España y del grupo Freixenet. Total, una buena ocasión para refugiarse del calor, comer bien y oír por boca de un experto cómo va la economía española y qué esperamos de ella en estos tiempos tan convulsos en el que todavía no tenemos gobierno estable.

ACTO RELAJANTE

Y para eso estaba en el comedor principal del hotel lo más ‘granao’ de la sociedad ‘granaína’: políticos, empresarios, economistas, periodistas… Las mesas estaban nominadas con los nombres de las cabeceras de los periódicos del Grupo Joly y con los pueblos de la provincia de Granada. A mí me tocó en la mesa Almuñécar, donde estaban representantes de empresas como Otero, Adosur, Bonaldi y Boqué. José Enrique Otero, de Construcciones Otero, un experto empresario que ha sobrevivido muy dignamente a los bocados que esta crisis le ha dado a sector, me comentaba antes de comenzar la comida: «¿Sabes?, somos de los pocos constructores que no hemos tenido que hacer un concurso de acreedores. Hicimos un ‘erte’ pero ahora estamos recuperando a los trabajadores», me dijo el veterano empresario. «De todas maneras yo vengo a estas cosas a exhibirme», apuntilló José Enrique con ese tipo de sonrisa exclusiva de los que manejan sabiduría y experiencia. Joaquín Ruiz, presidente de pinturas Kolmer, presente en la conversación, también dio sus razones por las que había acudido al foro: «Hombre, yo siempre digo que en estas cosas hay que estar. Si no te ven, no existes». Para ambos -me lo confirmaron después- tanto la comida como el acto en sí les resultó de provecho: habían sido de los de buena digestión.

El foro dio para momentos que pretendían la relajación. Por ejemplo, ese instante en el que directora del Granada Hoy, Magdalena Trillo, encargada de presentar el acto, se subió al estrado con su vistosa chaqueta verde para decir: «Me he puesto esta chaqueta a propósito, es un guiño a los colores de Covirán, que es el patrocinador del acto». O cuando Luis Osuna, el presidente-CEO de Covirán, comentó que los granadinos podríamos sentirnos orgullosos de tener una empresa como Covirán que pretender la internacionalización. ¿Se imaginan ustedes ir paseando Nueva York y encontrarse con un Covirán? Pues cosas más difíciles se han visto.

El conferenciante, José Luis Bonet, habló con sensatez, inteligencia y experiencia, tres cualidades que unidas en una persona provocan la envidia del que la escucha. «Soy un hombre al que le persigue la letra F», dijo. Y lo dijo porque pertenece a una empresa Familiar, ama el Fútbol (fue entrenador y promotor de equipos modestos), y es presidente de Freixenet, de la Fira Internacional de Barcelona y del Foro de las marchas Renombradas Españolas. José Luis Bonet se ha convertido en un abanderado de los empresarios catalanes que están en contra de la independencia de Cataluña. En sus respuestas a las preguntas, algunas con humor y socarronería, llegó a decir que en otros tiempos los nacionalismos los curaba la mili porque los jóvenes salían de sus casas y aprendían a amar otras regiones. En la última pregunta, cargada de ironía, le preguntaron si Freixenet, en caso de que tuviera que abandonar Cataluña, estaría dispuesta a implantarse en la Vega de Granada. En la respuesta salió su retranca catalana: «Nosotros estamos en donde haya buen vino».

Bien mirado, allí estábamos todos porque, entre otras cosas, había buen vino y buena gente con la que conversar.