Coloquio

Griñán asistió al Foro Joly pocas horas antes de que se celebrase en Madrid el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), en el que se le comunicó a las comunidades autónomas cómo deben realizar un ajuste que él definió como «injusto y peligroso». A Griñán le salió el discurso, en cuanto a que expuso con claridad un relato que comienza a ser creíble. Su conclusión es que, al recaer el peso del ajuste en las comunidades autónomas, éste afectará irremediablemente al Estado de bienestar, ya que el 75% del gasto de las autonomías corresponde a educación, sanidad y servicios sociales. Las comunidades autónomas deben recortar unos 15.000 millones de euros este año. Pasar del 2,9 de déficit medio de las autonomías (Andalucía acabó en el 3,2) al 1,5, además de injusto, es imposible, según Griñán, de no ser que se cierren hospitales, colegios o se suspendan las ayudas de la ley de dependencia, algo a lo que no está dispuesto, de ahí que la Junta de Andalucía fuera el único Gobierno autónomo que votase en contra en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

A las cuentas. Rajoy se ha convencido de que es imposible rebajar el déficit del 8,5% del PIB actual al 4,4% que solicitaba la Comisión Europea, así que su cifra es el 5,8%. Ése ha sido su desafío a las rigideces germánicas, pero ese porcentaje se reparte de modo distinto. La Administración central -el Gobierno- debe llegar a un déficit del 4%, y parte de una cifra del 5,1%, es un esfuerzo notable, pero nada comparable con el de las autonomías que deben alcanzar el 1,5%, pero partiendo de una media del 2,9%. Los porcentajes son menores, pero el esfuerzo es justo del 100%. Y eso sin considerar que hay comunidades como Castilla-La Mancha, que deberá reducir del 7% al 1,5%, cinco puntos y medio de déficit en un año de recesión.

«Este reparto es injusto y peligroso -intervino Griñán- porque se reparte mal el sacrificio; de las comunidades autónomas dependen los servicios sociales, la educación y la sanidad; además, el Gobierno tiene medios superiores para recaudar y su necesidad de gasto es menor. Ni es justo ni es equitativo». «No estamos en contra del ajuste fiscal, lo que proponemos es debatir de dónde hay que recortar, que se priorice y se analice en las Cortes y en la Conferencia de Presidentes. ¿Qué es más importante recortar en sanidad, en educación, en defensa o en los gastos de la Iglesia?». Y una última frase que resume su parecer: «Para salir de esta crisis no hay que arruinar el modelo social; el problema de la competitividad de la economía no es el gasto social».

Y al ser preguntado, a tres días de que se inicie la campaña electoral que comienza con las encuestas claras, su respuesta fue que también en 1996 se recortaron los puntos demoscópicos. Ganó el PSOE. «Mi moral es de victoria», concluyó.