Coloquio
«La competencia es una verdadera palanca de desarrollo que debemos implantar desde la escuela», subrayó Baldomero Falcones, que previamente había desgranado las causas de la actual coyuntura económica.
El presidente de FCC aludió a dos factores exógenos a España que desencadenaron la crisis, a los que sumó la crisis interna de nuestro país. El primer factor externo fueron los desequilibrios en los flujos de capitales en la primera mitad de la pasada década con dos polos: por un lado una economía con un fuerte déficit en la balanza de cuenta corriente como Estados Unidos, y en el otro lado, una economía que no hacía más que acumular liquidez y divisas como China. El segundo factor se basa en las imperfecciones de la arquitectura de la Unión Europea, que sufre las reticencias de los estados miembros a ceder soberanía a Bruselas, por lo que precisa del consenso de 27 ministros para adoptar cualquier decisión. «Llegan tarde y mal», apuntó.
Y todo ello confluyó en la crisis interna de España. Con unos tipos de interés por debajo de la inflación -o tipos negativos-, las empresas y las familias se endeudaron por encima de sus posibilidades. «Tuvimos una entrada de capitales que no supimos controlar», destacó Baldomero Falcones, que trajo a colación el déficit del 10% en la balanza de pagos alcanzado en los prolegómenos del estallido de la burbuja inmobiliaria, alentada también por una legislación que fomentaba la demanda -deducción a la vivienda- y restringía la oferta -Ley del Suelo-. A ello se sumaron unas administraciones públicas que aumentaron sus niveles de gasto sin tener en cuenta que la mayor parte de sus ingresos «eran coyunturales», y procedían de la inflación de los precios de la vivienda.
Baldomero Falcones no se quedó en un mero desglose de hechos, sino que aportó recetas, en las que volvieron a abundar las referencias a competencia y competitividad. Para contener el déficit por cuenta corriente, el presidente de FCC propuso subir el IVA y reducir las cotizaciones a la Seguridad Social, medida que los economistas denominan devaluación fiscal y que permite contener los costes laborales de cara al exterior. Abundando en el concepto de competitividad, reclamó a las administraciones públicas «que no ahoguen a las empresas y generen un entorno en el que se puedan crear empresas».
Relacionada con esta noción se sitúa la flexibilidad, por lo que aplaudió la reforma laboral, a la vez que incidió en la necesidad de «reducir el déficit de las administraciones públicas». Entre estas iniciativas, a la vez que saludó el plan de pagos a los proveedores, incluyó la implantación de peajes en las autovías, que definió como «una medida positiva y necesaria». «Nadie debe vivir por encima de sus posibilidades, ni a nivel de empresa, ni individual, ni de país», aseguró.
El directivo no eludió dar la réplica a la frase del presidente de Mercadona, Juan Roig, que recientemente advirtió que «si los españoles no se ponen las pilas, habrá intervención». «Nos falta preparación, pero el español trabaja, y trabaja bien», rebatió Falcones.
La salida de la crisis también pasa por «recuperar la confianza en nuestras empresas y en nuestro sistema financiero, en el Banco de España y sus inspectores». En este punto es donde debe entrar en juego Bruselas, que debe reconocer la cesión de soberanía de España con medidas decididas y «políticas anticíclicas de inversión en infraestructuras y fomento de innovación en las regiones más atrasadas del Sur de Europa». «Necesitamos el apoyo de la Unión Europea para superar este momento crítico», incidió.