Alberto Núñez Feijóo

“Me molesta que los políticos seamos sinónimo de despilfarro”

El presidente de la Xunta ve “a la deriva” al Gobierno de Zapatero y apela a la ética y las ideas para
salir de la crisis · Feijóo tilda de “chapuza” el ‘decretazo’ y niega que el PP se equivocara al rechazarlo

Quizá por sus humildes orígenes –alguna vez se ha declarado orgulloso de haber vivido sus primeros años en una casa sin agua corriente en la aldea orensana de Os Peares– o, más probable, por los reajustes que impone la imponente crisis, lo cierto es que Alberto Núñez Feijóo (10-IX-1961) ha hecho de la austeridad su santo y seña durante el año y pico que lleva comandando la Xunta de Galicia, tal como glosó en una nueva edición del Foro Joly –patrocinada por el Grupo Azvi– en el Hotel Meliá Sevilla ante más de 250 personas, entre ellas el secretario general PP-A, Javier Arenas, y el resto de la cúpula de los populares andaluces. Un acusado sentido del ahorro que se materializó nada más aterrizar
en el poder a lomos de una mayoría absoluta como las que coleccionaba su padrino,Manuel Fraga, y que desbancó al binomio PSOE BNG en las autonómicas de 2009, cuando suprimió tres consejerías, redujo en un 47% los altos cargos
del Gobierno gallego y rebajó de 52 a cinco las delegaciones provinciales de la Xunta, un dato que contrasta con las 28 que hay en cada una de las ocho provincias andaluzas, tal como recordó como quien no quiere la cosa Arenas en la presentación de la charla-coloquio.

Obras son amores es otro de los mensajes fundamentales que Feijóo trasladó a la concurrencia, ante la que contrapuso “la política de gestos con la de hechos”, como predicar austeridad “mientras en La Moncloa trabajan 600 asesores”,
o cumplir el Plan de Estabilidad Presupuestaria “mientras otros han engordado la deuda pública”, o multiplicar las inversiones “mientras otros hacen de la improvisación bandera”, en alusión a esas efímeras alegríasque el viento se llevó, como el cheque-bebé o la reducción de 400 euros del IRPF . Con esa reputación de tecnócrata y gestor eficaz que se ganó en Madrid dirigiendo Correos y el Insalud antes de dar el salto a la alta política en Galicia, y bien instalado
en la prepotencia cero –“no voy a dar lecciones a ningún presidente”– Feijóo enfatizó que “el 99% de los políticos son honrados” y dejó patente su malestar con los garbanzos negros que pululan por los despachos: “Me molesta que un
ciudadano vea a un político como sinónimo de bancarrota y despilfarro, debe verlo como sinónimo de responsabilidad y rigor”. Lo dice uno de los diez millones de votantes de Felipe González en 1982, ese hombre que reclama“menos ideología y más inteligencia”, ese dirigente que abomina de los sectarismos partidistas. Lo dejó blanco y en botella: “Un Gobierno debe dar soluciones, no importa tanto quién gobierne, sino cómolo haga, lo esencial es la ética aplicada
al gobernante”. Dicho esto, lamentó el “desasosiego que se respira en la calle” y celebró la decadencia del viejo prejuicio de que “la derecha es el lobo que acaba con el Estado del bienestar, es este gobierno el que erosiona sus pilares”.

En el turno de preguntas y respuestas, alguien le planteó si el PP se equivocó al votar en contra del decreto que sacó adelante Zapatero por los pelos. “Es una chapuza y ni siquiera nos consultaron a discutirlo, si no se quiere pactar, pues sí, somos culpables”. “No pretendo caer en el fatalismo, sino en la retranca de mis paisanos”, apostilló el jefe de la Xunta, que afirmó que el Ejecutivo de Zapatero “está a la deriva, sin energías ni capacidad de discernimiento”. Llegados a estepunto, Feijóo siguió ejerciendo de “galleguista”, que nunca se sabe si suben o bajan, y templó gaitas afirmando que salir de ésta “depende de nosotros, las ideas son la clave”.

“¡Qué envidia ganar a la primera!”
Arenas y Feijóo coinciden en que hay que premiar a las comunidades que saben gastar

El presidente del PP-A, Javier Arenas, hizo las veces de anfitrión del presidente de la Xunta en el Foro Joly y en una breve presentación desde la tribuna de oradores confesó su admiración hacia la figura de Feijóo. Y alguna otra cosa: “¡Qué envidia ganar las elecciones la primera vez que te presentas!”. Con tres derrotas a cuestas ante Chaves en las autonómicas andaluzas, el comentario resultó tan sincero como pertinente. Y en cuanto se subió al atril, el dirigente gallego–nobleza obliga– devolvió las flores asu correligionario sevillano y le quitó hierro a sus fracasos: “Debo
reconocer –apuntó Feijóo– que si me hubiera presentado a la Junta de Andalucía también habría perdido, pero dentro de un año también creo que ganaría”. Lo más curioso de esta tierna secuencia es que la dura singladurade Arenas en busca del poder nunca la hubiera podido protagonizar Feijóo, puesto que en vísperas de las elecciones gallegas de 2009 lanzó un órdago en toda regla al asegurar que caso de no alcanzar la mayoría absoluta, dimitiría. No hubo lugar. Y aquí paz y después… ¿gloria? Parece que sí, pues, según Arenas, el líder gallego ya se ha convertido en “uno de los grandes referentes del PartidoPopular”. No le falta razón,másaún con la caída en desgracia del presidente valenciano,
Francisco Camps, a raíz de sus trajines en el caso Gürtel.

Arenas aseguró que Feijóo es “muy certero en sus análisis y capaz de resumir en dos frases las situaciones complejas”, y pusocomo ejemplo, se supone, los roces entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz- Gallardón. “A ver cuándo terminamos con el derbi madrileño”, dijo que dijo Feijóo, quien “algún disgusto se llevó con tanta perspicacia”, apuntóc rípticamente Arenas. El presidente de la Xunta y el líder del PP andaluz habían sacado brillo a su armonía horas antes, durante una visita a la Casa de Galicia en Sevilla, donde ambos coincidieron en que el Estado no puede tratar por igual a todos los ayuntamientos y a todas las comunidades obviando sucumplimiento de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Galicia registró en 2009 un 1% de déficit del PIB, cuando la media del resto de omunidades fue del 2,2%.