Juan Ignacio Zoido

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, aprovechó ayer su intervención en el Foro Joly para hacer balance de sus primeros 26 días de mandato en los que, reiteró, ha intentado cumplir con sus compromisos electorales y mantener la coherencia en la búsqueda de soluciones a los principales problemas de los sevillanos. En menos de un mes, el nuevo equipo de gobierno sólo ha tenido tiempo de marcar «una dirección diferente» en el Ayuntamiento, que se ha materializado en políticas austeras de reducción de las delegaciones municipales -de 21 a 7- y de altos cargos y asesores: «Quedan más reducciones; puedo asegurar que cumpliremos con el 25% menos que prometí en mi programa y que se superará la anunciada cifra de 1,2 millones de euros anuales de ahorro».

Este año no se bajarán los impuestos, aunque se espera que al final del mandato la presión fiscal de Sevilla se equipare a la media nacional. Y tras el verano se empezará a confeccionar el nuevo presupuesto para adaptarse a las necesidades reales, solucionar problemas enquistados y buscar soluciones al desempleo, según apuntó Zoido en el coloquio del foro patrocinado por Vega Real Innova.

El alcalde explicó que ha invertido estas casi cuatro últimas semanas en «montar la maquinaria», ajustar piezas para que Sevilla, como prometió, funcione como un reloj. Según resumió, en ese proceso ha depositado la confianza en los funcionarios, ha colocado en puestos gerenciales a personas de «reconocida capacidad profesional» y ha inaugurado una etapa de apertura de la información a todos los capitulares, a la vez que ha devuelto a la oposición a los órganos donde se toman decisiones.

Tras haber iniciado el proceso de descentralización de los distritos -otro de sus compromisos electorales-, la labor se centrará en atraer el empleo. Consciente de la limitación que un ayuntamiento tiene en estas competencias, Zoido reiteró que trabajará para facilitar que haya inversores que se fijen en la ciudad y se queden ella, como es el caso de la multinacional sueca Ikea, que planea abrir un segundo centro comercial en Sevilla, una operación bloqueada a la espera de un cambio en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). «Si hay que crearlo para crear empleo, lo cambiaremos», matizó el alcalde que aseguró que se ha reunido seis veces con la empresa Ikea y reiteró que no tiene ningún problema en modificar la norma, eso sí, observando escrupulosamente la legalidad vigente. «Los especuladores saben que en Sevilla no tienen sitio. Los inversores sí. Todo el que venga a crear puestos de trabajo será bienvenido a Sevilla», precisó sin querer identificar qué otras ofertas de inversores ha recibido en las últimas semanas. Eso sí, recordó la situación de la antigua fábrica de Altadis, en Los Remedios, para la que aseguró que está buscando salidas para adaptar el edificio y generar nuevas oportunidades de empleo.

En esta línea, adelantó que, dentro de sus planes para revitalizar el río -otro de las líneas estratégicas de su campaña-, pondrá en marcha un centro en las antiguas naves de Renfe de San Jerónimo que generará empleo. El proyecto, que se financiará con fondos europeos, contará con una cubierta con placas de energía solar. La apuesta y el respeto por el medio ambiente tampoco escapan de los planes del alcalde y, por ello, evitó pronunciarse sobre el polémico dragado del Guadalquivir hasta conocer en detalle todos los informes técnicos.