Francisco Camps

“Se han roto todos los lazos de solidaridad entre territorios”

El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps (PP), es más académico que su antecesor en el cargo, Eduardo Zaplana, pero igualmente locuaz. Ayer, en el marco del ciclo de conferencias ¿Qué España
queremos?, organizado por el Grupo Joly y patrocinado en esta ocasión por el Grupo Azvi, Camps trasladó al auditorio una visión lúgubre del horizonte político. Respetando el patrón clásico de los dirigentes –la culpa la tiene siempre el otro–, el president del Ejecutivo valenciano fue expeditivo en su análisis: el Gobierno central,
gestionado por el PSOE desde 2004, “ha roto todos los lazos de solidaridad entre territorios”. ¿Por qué? En esencia, porque las negociaciones estatutarias se iniciaban en la plaza más compleja, Cataluña, donde el PSC era consciente de que sumar al PP equivalía a frenar el proceso. Y sin el dúo socialistas-populares no existía
garantía de igualdad entre los 17 miembros del club autonómico. “En estos dos años y medio de legislatura, ya no hablamos de futuro sino de pasado”. Para Camps, el futuro sería una suerte de reedición de todas las líneas estratégicas promulgadas por José María Aznar durante su doble mandato (1996-2004) al frente del país. La síntesis de aciertos la conformarían una política económica ambiciosa –estreno del euro, reducción
del desempleo a la mitad, potenciación de las infraestructuras–, un rol protagonista en la UE e Iberoamérica
y la unidad frente al terrorismo. Frente al porvenir, José Luis Rodríguez Zapatero ha optado, a juicio del mandatario popular, “por desandar lo andado”, básicamente, “en el ámbito territorial”. Es decir, el PSOE ha canjeado los prismáticos del visionario por el ombliguismo ibérico. La manera en que Camps se pronuncia en el terreno identitario llama la atención por contraste con algunos de sus homólogos.

Defiende sus orígenes levantinos pero no los coloca en el plano metafísico. Habla de España y no del Estado español, confiesa su orgullo por pertenecer a la masa nacional y relata la buena prensa del país en Europa en periodos aún recientes. “Tuve el honor de viajar a Inglaterra a principios de esta década para explicar las claves de nuestro Estado autonómico. Nos admiraban. Éramos una referencia allí y en Italia, Francia o Alemania”. El laberinto catalán o el tira y afloja con ETA han quebrado esa presunta inercia positiva. Es la teoría de Camps y del PP al completo, el asidero del principal partido de la oposición para recuperar el poder en 2008. “No creo que la crispación sea lo que necesitamos… Necesitamos liderar los discursos en Europa y el mundo”, reflexionó. El pesimismo también admite matices. Camps los utilizó con el objetivo de describir un panorama estelar en la comunidad que gestiona, dinámica habite quien habite en La Moncloa. “Nos hemos
concentrado en nuestro propio ámbito para seguir creciendo”.

Entre la batería de medidas propulsoras, el líder valenciano aludió a la supresión, a partir del 1 de enero, del impuesto de sucesiones entre padres e hijos. “Seguimos persiguiendo –añadió– la incorporación efectiva de la mujer almercado de trabajo con incentivos comola reducción de 400 euros en la Declaración de la Renta para las madres con hijos de hasta cinco años”. El listín lo completa el recurrente aserto de la capacidad casi
milagrosa de la innovación, presente en los programas de cualquier Ejecutivo autonómico pero sin un reflejo correlativo en las cifras de inversión en I+D, donde España todavía remolonea en el último furgón comunitario.
La proyección de la Comunidad Valenciana, resaltó Camps, es fruto de un esfuerzo aislado. “El Estado no está metiendo ni un solo euro en los eventos que se van a organizar. Estamos apelando a nuestro riñón presupuestario”. La vieja premisa de los agravios comparativos: el dinero aterriza en las comunidades afines al Gobierno de turno. El ejemplo predilecto de Camps es la Copa del América de Vela, competición financiada con
recursos propios que otorgará a la región una butaca privilegiada en el escaparate mediático.

La intervención del popular incluyó algún guiño al empresariado andaluz (más de 200 personas abarrotaron el salón delHotel Barceló Renacimiento en Sevilla). “Cualquier euro invertido en Valencia se multiplica pese a todas las dificultades”. Pasen, vean y gasten. El edén levantino. El futuro español a escala autonómica. La
alternativa tangible al caos imperante. Palabra de Camps.