Santiago Herrero

“El escenario en el que se desenvuelve la economía andaluza es preocupante”

Herrero apuesta por la agroindustria y la aeronáutica sin renunciar a la construcción y el turismo. Sugiere más actividad económica en los espacios naturales protegidos

Actor clásico del entramado social autonómico, Santiago Herrero (Sevilla, 1947), presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), no necesita presentaciones ni retrospectivas. En el marco del Foro Joly que patrocinó Bogaris, propuso soluciones, lanzó puyas y retrató con crudeza los
efectos de la crisis más radical de los últimos tiempos en una tierra que no abandona con los años el papel de eslabón débil de la cadena. “El escenario en que se desenvuelve la economía andaluza es preocupante. Estamos sufriendo más los efectos de la crisis porque nuestra economía es más vulnerable y somos más dependientes, contamos con menos elementos de defensa ante la recesión, nuestra estructura económica es más débil, el nivel de formación de nuestros jóvenesmás deficiente y la cifra de
parados supone la cuarta parte del total nacional”, resumió. Estampa dura con cabezas de turco. “Curiosamente, lo primero que ha cambiado con la crisis es la tendencia a la buena imagen empresarial. En cuanto se vislumbraron nubarrones sobre la economía, la respuesta ha sido culpar a las empresas, propiciar la crispación contra nosotros…

En el debate público, algunos atribuyen el aumento del desempleo a las decisiones del sector privado, pero pocos se extienden sobre las dificultades que padecen las empresas o sobre la extinción de las mismas”, lamentó Herrero. Andalucía, pues, padece de la mano de su empresariado. O eso dice el presidente de la patronal, quien echó la quiniela de las soluciones: “Junto a medidas en torno al turismo y la construcción, el futuro a medio y largo plazo en la comunidad pasa ineludiblemente por otros sectores tradicionales de nuestra economía, como la industria agroalimentaria, que es la joya de la corona industrial, un sector que está a la cabeza del país. Es uno de los factores de competitividad más
importantes y claros de la economía andaluza por su capacidad innovadora, la calidad de sus productos y su cuota exportadora”.

La otra perla es el sector aeronáutico. “Puede o pudiera ser un bastión, y digo pudiera ser porque siempre estamos en la duda de si los grandes proyectos acabarán teniendo en cuenta al tejido productivo andaluz complementario al sector aeronáutico. Más de 140 empresas cuyo futuro depende de decisiones globalizadas en las que cada vez de busca una empresa complementaria más grande, con mayor capacidad financiera, de tal manera que esa exclusividad acaba dejando al tejido complementario en el segundo o tercer escalón de las subcontrataciones (…) a pesar de la enorme apuesta económica de la Junta en el proyecto de EADS”, afirmó Herrero. Todo discurso combina inventiva y obviedades, audacia y mano izquierda. El jefe de la CEA se adentró en un terreno pantanoso cuando añadió al paquete de
remedios la “imprescindible compatibilización de la protección medioambiental con las actividades
empresariales”. “Andalucía –recordó– es la comunidad con mayor espacio protegido y una de las pocas con fiscalidad ecológica, pero con las normas actuales es sumamente complejo el proceso para poner
en marcha cualquier actividad económica en un espacio protegido. Pero tan importante es la preservación del medio ambiente como la potenciación del tejido productivo”. Quizás por vérselas
venir, Herrero quiso matizar. “Si sólo se contempla la sostenibilidad, vamos a la desertización económica. Parecería que estoy en contra del medio ambiente, pero, evidentemente, lo que estoy es a favor del desarrollo sostenible”.

Los pasajes más ásperos de su intervención estuvieron dedicados al Gobierno central y tocaron todos los palos. Desde la contestadísima subida de impuestos hasta las trabas burocráticas. Desde la improvisación en asuntos tan trascendentes como las energías renovables –el reciente culebrón del prerregistro estaba en su pensamiento– hasta la errática política de contención del gasto público. “Los
cambios no se dan de un día para otro ni se hacen por ley; requieren de una estructura productiva en función del nuevo modelo. Pero no dejemos de hacer lo que ha funcionado y nos ha permitido crecer”.